El escenario en el que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, permanece sin asiento en la reunión oficial con el presidente turco, pertenece al ámbito cultural (sin duda es una falta grave para la Unión Europea) sin embargo los italianos estamos interesado en un cierto punto.
Después de años de absoluta sumisión a todas las iniciativas de Ankara en el Mediterráneo y Libia (especialmente por parte de Farnesina), el primer ministro Draghi finalmente ha expresado lo que la mayoría de los europeos han estado pensando desde hace algún tiempo: Erdogan es solo un dictador.
En los últimos días la noticia es que el sultán de Ankara ha detenido a 10 almirantes de la Armada -incluidos algunos nombres a la vista- porque habían firmado un documento en el que expresaban su oposición a la construcción del canal de Estambul.
¿Por qué la construcción del canal es tan importante para el presidente turco?
La Convención de Montreux de 1936 estaba destinada a regular la navegación y el paso a través del Estrecho (Dardanelos, Bósforo, Mar de Mármara).
Turquía, por lo tanto, tiene el control total del acceso al Mar Negro, los países no ribereños solo pueden permanecer allí durante 21 días consecutivos.
Estas limitaciones pueden provocar fuertes tensiones con los estadounidenses, que pretenden tener una mayor presencia naval en el Mar Negro, dado el fuerte conflicto en la región.
Por el contrario, Ankara necesita que su política energética regional no se vea obstaculizada.
El canal conectará el Mar Negro al norte de Estambul con el Mar de Mármara en el sur, eludiendo así las limitaciones impuestas por la convención de Montreux.
De ahí las preocupaciones de Draghi, que espera recibir ayuda de la nueva administración estadounidense para reducir los reclamos de Erdogan en Libia y los Balcanes.
Desde un país que no puede solo ventilar la amenaza del uso de la fuerza militar, solo podemos apelar a nuestro histórico Aliado para que pueda contar para algo en Libia. Tripolitania está actualmente controlada por los turcos, que pretenden permanecer allí durante mucho tiempo.
Acusando a Erdogan de ser un dictador, Draghi está tratando de aflojar la alianza turco-estadounidense, volviendo al presidente estadounidense a esos principios democráticos que son la base de su camino político.
El problema es que los estadounidenses son más pragmáticos e ideológicos: si los turcos no dañan sus intereses en la región (sino que crean las condiciones para una mayor presencia de Washington en el Mar Negro) difícilmente intervendrán para limitar su expansionismo.
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