Qué hacer si Italia entra en guerra

07/02/23

En caso de que la OTAN entrara en guerra contra Rusia, la defensa italiana tendría que ser completamente reorganizada, empezando por su cuerpo superior y de mando.

Si hasta los años noventa del siglo pasado existían las estructuras, o al menos se preveía su establecimiento en situaciones de emergencia, para permitir a las Fuerzas Armadas hacer frente a un conflicto contra el Pacto de Varsovia, en los últimos treinta años de paz éstas han sido casi desmanteladas.

En las condiciones actuales, la organización civil y militar de la nación no estaría en las más mínimas condiciones para poder afrontar el calvario de la intervención en un conflicto bélico.

A continuación se enumeran una serie de medidas legislativas y reglamentarias que se consideran necesarias para preparar al país para la guerra: En primer lugar, el COVI (comando operativo conjunto) debe asumir el control total de la dirección de las operaciones militares en coordinación con la OTAN. Para ello, deberá poder dar órdenes operativas a las Fuerzas Armadas, estando los respectivos Jefes de Estado Mayor ubicados directamente bajo la dirección del Estado Mayor de la Defensa. Este último debe ser un general de ejército, el único capaz de ostentar el mando en un conflicto de carácter eminentemente terrestre.

La organización territorial debe ser reinventada y puesta bajo la dirección de los carabinieri que cuentan con una estructura de mando bien ramificada en todo el territorio nacional. Todos los cuerpos armados del Estado deben depender del comando de defensa territorial, estar plenamente militarizados (seguridad pública y protección civil) y ser destinados a la protección de instalaciones, infraestructuras y objetivos sensibles contra acciones de sabotaje del enemigo y actos de subversión interna.

Las fuerzas del ejército deberían concentrarse mayoritariamente en el componente operativo de defensa móvil y empleo en el extranjero bajo el mando de la OTAN, debidamente reforzadas por departamentos formados por reclutas. Esto debe ser restaurado y los reclutas asignados a los departamentos de formación y las muchas escuelas que aún existen. La masa de oficiales y suboficiales en posiciones de reserva debe fluir a estos cuerpos, para ser llamados al servicio y utilizados como cuadros de instructores para los reclutas.

Il consejo supremo de defensa, dirigida por el Presidente de la República, debe reunirse de manera permanente para dar los lineamientos político-estratégicos necesarios al COVI. Un organismo interministerial especial presidido por un representante del Ministerio de Defensa debe gestionar todos los suministros, importaciones y distribución de materias primas, incluidos los productos alimenticios.

La secretaría general de defensa debe fusionarse con las direcciones generales del ministerio de defensa, con el fin de recuperar personal y evitar superposiciones de competencias innecesarias y perjudiciales. El estado mayor general de las fuerzas armadas debe convertirse en anemia y el personal empleado en él reasignado a los departamentos operativos o al estado mayor general de la defensa.

Personal civil empleado en establecimientos de defensa, industrias dedicadas a la producción de armas y las de empresas de transporte (ferrocarriles, transbordadores, líneas de autobuses, etc.), energía (distribución de electricidad, gas y agua), telecomunicaciones, correos y otros servicios indispensables para la la vida de la nación debe ser militarizada, con la colocación de oficiales de las Fuerzas Armadas en direcciones centrales y periféricas para controlar su actividad.

También deben estudiarse los decretos-leyes que limiten la libertad de las personas, de reunión, de opinión y de huelga, listos para su promulgación inmediata luego de la debida consideración. Los organismos de información y seguridad (AISE y AISI) deberán reportar directamente al COVI y al comando de defensa territorial respectivamente, sin perjuicio de las facultades de control del DIS y COPASIR. La AISI también deberá cuidar del control y posible censura de la prensa y órganos de información a fin de evitar la difusión de noticias clasificadas y propaganda antinacional.

Los componentes antiaéreos de todas las fuerzas armadas deben depender de un mando aeronáutico, incluidos los del Ejército y la Armada, cuando no estén desplegados en el exterior o en el mar; incluso los barcos de mayor tonelaje, de hecho, deberían integrar o constituir la defensa aérea de las principales ciudades costeras.

Dada la escasa eficacia operativa de las brigadas del ejército, especialmente por falta de logística y de modernos sistemas de armamento, cada una de ellas debería formar una agrupación táctica de fuerza variable, en la que concentrar al personal más adiestrado y motivado y dotado de los medios más eficaces. , posiblemente completo con municiones y repuestos. También sería deseable la ósmosis entre brigadas, para crear agrupaciones lo más preparadas posibles para el combate y ser sometidas a un intenso entrenamiento de amalgama e interarmas en blanco y fuego en polígonos y simuladores. A los comandantes de estas agrupaciones se les debe otorgar la facultad de seleccionar el personal que han de emplear, de otorgar personalmente honores en el campo a los más meritorios y de castigar con multas a los responsables de sus faltas.

También con fines disciplinarios, la fiscalía militar debe destacar un tribunal militar con personal militarizado en cada comando de unidad grande y debe reforzarse significativamente el componente de carabinieri de la policía militar, hasta la dotación de una compañía por cada brigada del ejército operativo.

Como provocativamente sugerida, además de tomar en cuenta lo que nos llega de la crónica de guerra internacional, encuentra plena confirmación en las lecciones aprendidas de la participación nacional en los dos conflictos mundiales, para no entrar en una hipotética tercera parte en los más inexpertos forma.

FC

foto: tomada de "Los tres aguiluchos" (1942)