Ernest Hemingway: El viejo y el mar

Ernest Hemingway
Ed. Mondadori
pp. 135

Hay libros que se escribieron para ser leídos una vez y luego se olvidan en el estante de una librería, otros se han escrito para ser usados, de vez en cuando, para encontrar información útil. Finalmente, una pequeña parte, fueron escritas para ser inmortales, para ser leídas cada verano y recostadas en la estantería, sabiendo que pronto pasará un año. Huelga decir que, en lo que a mí respecta, "El viejo y el mar" pertenecen a esta última categoría.

No recuerdo cuándo lo leí por primera vez, tal vez hace una década, en cualquier caso desde entonces lo he vuelto a leer cada vez que lo pasé de las manos.
Anoche, revolviendo mis libros buscando algo para leer, encontré "el viejo y el mar" y no había necesidad de ir más lejos.

Un viejo pescador, un niño que lo cuida todo lo que puede, el mar y la lucha por la vida entre el hombre y la naturaleza, estos son los ingredientes de una de las novelas más bellas jamás escritas.
Con su historia, Hemingway logró hacer que sus personajes vivieran. El enorme marlin, los tiburones, el atún, la misma línea de pesca, nos hablan a través de las palabras y los pensamientos del viejo Santiago.
Ochenta y cinco días de mala suerte y, finalmente, la aventura de la vida, la lucha entre un viejo pescador y su presa, un marlin de cinco metros y medio de longitud. Lucha que tiene lugar en el Golfo, en el Océano Atlántico, frente a la costa de La Habana, entre las inmensas profundidades del mar.
El anciano no le teme al mar, es su elemento y lo respeta, ya que respeta a todas las criaturas, incluso y sobre todo a aquellos que se ven obligados a matar para vivir (y, a veces, a sobrevivir).
Quizás no aprecia mucho a los tiburones, que después de la pelea le quitan la presa.
El viejo pescador ganó su batalla, tal vez la última. Volviendo al puerto, sin embargo, recupera el respeto de todos los jóvenes pescadores que observando lo que queda del pez grande solo pueden imaginar la lucha que tuvo lugar en el mar.
El joven Manolin regresa para ayudar al anciano, consciente de que todavía tiene mucho que aprender ...

Un libro maravilloso para el que mis pocas líneas no tienen el mérito correcto.
Hemingway con su "El viejo y el mar" nos dejó un recuerdo indeleble de sí mismo.

Al leerte, también te llega un pensamiento, hecho inmortal por tu padre y su presa, el marlin.
 

Alessandro Rugolo