Libia: el vacío ocupado por otros (a costa nuestra)

(Para Gino Lanzara)
02/07/22

Libia hace que la gente vuelva a hablar de sí misma; es una actriz que no puede faltar en la escena mediterránea donde, por otro lado, la política occidental sigue sus propias declinaciones. Aquellos que persiguen inteligentemente su propio interés en los cultivos oleaginosos, y aquellos que están huyendo, esperando milagros improbables de "stelloni" que se han apagado hace mucho tiempo.

Las motivaciones de los últimos levantamientos en Tobruk son tan generales y vagas que pueden adaptarse a cualquier evento en cualquier lugar de un área que haga de la inestabilidad su credo; La pobreza, la falta de energía, las dificultades sociales objetivas, herencia de décadas de aspiraciones neocoloniales, tienen sus raíces en una agitación institucional que sigue viendo dos gobiernos y elecciones cada vez más improbables y distantes. Una valoración objetiva cercana a una realidad que les acercaría al Gadafi a las cámaras del poder, sitúa cada día más lejanas las consultas.

Dado que el país está cada vez más dividido tribalmente en tres (ay de olvidar el Fezzan), y que el latín Libia primero y luego el italiano ahora se ha desvanecido como un recuerdo de los mapas de los museos, dos elementos se destacan claramente: la primera es la imputable a los patronos que, desde fuera, agitan periódicamente, para recordar su importancia, masas empobrecidas y aún atraídas por Jamairhia, la segunda es la estúpida intangibilidad de países peligrosamente socavados por yacimientos de petróleo y gas nunca antes vitales para economías asfixiadas y a merced de proveedores que pasan despreocupadamente de las referencias al Brent a aquellas más caro en el TFT holandés. Finalmente, del primer punto se desprende un corolario malicioso que, dado el momento, acerca el Báltico, el Bósforo, las arenas libias y las negociaciones a puerta cerrada.

Es imposible no estigmatizar la continua ausencia de Fuerzas Armadas por parte de países con fuertes problemas políticos en lugares donde el perímetro de intereses debería estar marcado desde hace tiempo. Además de una evaluación política interna, que no puede ignorar las fracturas que siempre han existido en un país inmenso, se debe poner atención al condicionamiento operado en las relaciones internacionales por actores de voluntad fuerte votados para afirmar políticas precisas de poder.

Si al posible (y trágico) debilitamiento de ENI no respaldado por la presencia militar se le suman las operaciones de la guardia costera contra los propios países donantes, la imagen solo puede volverse más clara.

Marco: Twitter