Turquía ha expresado su intención de unirse a BRICS+, el grupo de economías emergentes formado inicialmente por Brasil, Rusia, India y China, al que se sumarán Sudáfrica en 2010, y Etiopía, Egipto, Irán y Emiratos Árabes Unidos en 2024.
El país, bajo el liderazgo del presidente Recep Tayyip Erdoğan, siempre ha buscado diversificar sus alianzas económicas y políticas, buscando equilibrar las relaciones con Occidente y abrir nuevas vías de cooperación con el Este y el Sur Global. En este contexto, unirse a BRICS+ podría representar una oportunidad importante para que Ankara fortalezca su posición en un contexto geopolítico que evoluciona muy rápidamente.
Aunque todavía no se han dado pasos concretos hacia la membresía, el portavoz del gobernante AKP (Adalet ve Kalkınma Partisi, Partido Justicia y Desarrollo) afirmó que “el proceso está en curso”.
¿Por qué Turquía está interesada en BRICS+?
El interés de Turquía en los BRICS surge en parte de los desafíos económicos que ha enfrentado en los últimos años, como laLa inflación y la devaluación de la lira turca.. La entrada al grupo podría abrir nuevas puertas, permitiendo al país acceder a mercados más grandes y recursos financieros de otras economías emergentes, reduciendo así la dependencia de las inversiones occidentales. De esta manera, Ankara podría mejorar su influencia económica dentro de una gran red de naciones en rápido crecimiento.
Otra razón crucial reside en la independencia estratégica. De hecho, Turquía ha intentado a menudo establecerse como un actor autónomo en la escena internacional, evitando alinearse completamente con las dinámicas impuestas por las grandes potencias, en particular entre Estados Unidos, la OTAN y Rusia. Unirse a los BRICS ofrecería una plataforma alternativa para la cooperación política y la resolución de tensiones internacionales, fortaleciendo la capacidad de Ankara para moverse más libremente en el contexto geopolítico.
Además, la economía turca se está volviendo cada vez más hacia las regiones de Asia, África y Medio Oriente, áreas que representan mercados vitales para las exportaciones del país. Formar parte de los BRICS, que ya representan alrededor del 40% de la población mundial y un tercio del PIB global, permitiría a Turquía fortalecer aún más los lazos comerciales con estas regiones y aprovechar nuevas oportunidades económicas dentro de un bloque de países en constante crecimiento.
Los desafíos de la membresía
A pesar de los beneficios potenciales, Turquía puede enfrentar numerosos desafíos en su intento de unirse a BRICS+. Una de las principales dificultades tiene que ver con los equilibrios geopolíticos. De hecho, Turquía sigue siendo un miembro destacado de la OTAN y mantiene relaciones históricas y estratégicas con Occidente. La entrada en los BRICS podría complicar estas relaciones, especialmente en un contexto de creciente rivalidad entre Estados Unidos y China. Ankara tendrá que gestionar un delicado equilibrio entre fortalecer sus relaciones con el bloque emergente y mantener sus alianzas occidentales, tratando de evitar que una elección en una dirección afecte negativamente a la otra.
Otro desafío se encuentra dentro del propio BRICS. Los países miembros no siempre comparten una visión homogénea sobre cuestiones económicas y geopolíticas, como lo demuestran las frecuentes divergencias entre India y China. La entrada de Turquía, con sus especificidades e intereses nacionales, podría añadir mayor complejidad a un grupo ya heterogéneo.
La membresía de Turquía en los BRICS también podría provocar reacciones encontradas por parte de los aliados tradicionales. Los países occidentales podrían interpretar esta medida como una señal de distanciamiento de instituciones y alianzas históricas, provocando un posible enfriamiento de las relaciones diplomáticas o económicas con Europa y Estados Unidos. Ankara tendrá que estar preparada para gestionar cualquier consecuencia política de una decisión que pueda alterar su posicionamiento internacional.
Si Turquía realmente se uniera a BRICS+, marcaría un cambio significativo en el equilibrio geopolítico global. La ubicación estratégica de Ankara, situada entre Europa y Asia, podría transformarla en un puente natural entre las economías emergentes de los BRICS y Occidente, promoviendo una mayor interconexión económica y diplomática. Esta entrada, sin embargo, también podría inspirar a otros países emergentes a considerar unirse a los BRICS, ampliando aún más el peso de este bloque en la escena global y convirtiéndolo en un actor cada vez más relevante en la dinámica internacional.
Foto: presidencia de la república de Turkiye