Operación Sindoor: India ataca objetivos en Pakistán, Islamabad reivindica el derribo de cazas indios.

(Para redacción)
08/05/25

Las tensiones entre India y Pakistán han vuelto a estallar con el lanzamiento por parte de India de la “Operación Sindoor”, una serie de ataques aéreos y con misiles contra nueve objetivos en Pakistán y la Cachemira administrada por Islamabad. Según el Ministerio de Defensa de la India, la operación fue una respuesta "dirigido, medido y sin escaladas" el ataque terrorista del 22 de abril en Pahalgam, en el que 26 civiles indios, en su mayoría turistas hindúes, fueron asesinados por militantes afiliados a Lashkar-e-Taiba.

La operación, que duró aproximadamente 23 minutos, involucró aviones de combate. Rafale Armados con misiles de crucero SCALP y bombas guiadas AASM Hammer, así como drones. munición merodeando de fabricación indo-israelí. Las autoridades indias afirman que sólo atacaron la infraestructura terrorista vinculada a Lashkar-e-Taiba y Jaish-e-Mohammed, evitando instalaciones militares paquistaníes.

Pakistán informó que al menos 31 civiles, incluidos mujeres y niños, murieron y 57 resultaron heridos, y añadió que entre las estructuras afectadas había mezquitas e instituciones educativas. Islamabad calificó la acción india como una "acción de guerra" y prometió una respuesta "inequívoco". Pakistán también se atribuyó el derribo de cinco aviones de combate indios y varios drones, un informe que Nueva Delhi negó, calificándolo de desinformación.

Durante la noche del 7 al 8 de mayo, Pakistán lanzó una ofensiva aérea y de misiles a lo largo de una gran parte del territorio indio, apuntando a bases militares en lugares como Srinagar, Jammu, Pathankot, Amritsar, Chandigarh, Ludhiana, Bhuj y otros en el norte y el oeste del país. El ataque, realizado con drones y misiles, fue interceptado por los sistemas de defensa aérea y la red integrada de contraataque UAS. Se están recuperando restos de las bombas para documentar el origen de los ataques.

En respuesta, a primeras horas del 8 de mayo, las Fuerzas Armadas de la India atacaron puestos de radar y sistemas de defensa aérea en varios puntos de Pakistán, incluida una batería neutralizada cerca de Lahore. Fuentes del Ministerio de Defensa hablan de una actuación proporcionada, calibrada para mantener el conflicto bajo control, pero con una clara voluntad disuasoria.

Mientras tanto, Islamabad ha intensificado el fuego de artillería a lo largo de la Linea de control (LoC), que afecta a zonas residenciales de Kupwara, Uri, Rajouri, Poonch y Baramulla. India respondió con fuego de contrabatería. Según fuentes oficiales, dieciséis civiles indios fueron asesinados, entre ellos tres mujeres y cinco niños.

El panorama se complica aún más por la amenaza, emitida por Nueva Delhi, de suspender el Tratado de las Aguas del Indo de 1960, esencial para el abastecimiento de agua de Pakistán. Islamabad reaccionó con alarma, considerándolo una provocación extrema. Las cancillerías internacionales observan el escenario con creciente preocupación: ambas naciones poseen arsenales nucleares comparables (alrededor de 170 ojivas cada uno), y según varios analistas, una escalada descontrolada tendría consecuencias catastróficas para toda la región.

Las Naciones Unidas, junto con Estados Unidos, el Reino Unido, China y otros actores internacionales, han hecho llamamientos urgentes a la moderación. Sin embargo, las posiciones de Nueva Delhi e Islamabad siguen siendo rígidas y No se puede descartar el riesgo de que la crisis se amplíe en las próximas horas.