El 5 de julio, día de la independencia de Venezuela, un grupo de 500 mujeres vestidas de blanco de todo el país decidieron venir a Táchira, en la frontera con Colombia, a comprar comida en los supermercados colombianos.
Muchos han pasado la noche en la acera esperando el amanecer, y luego cruzan la frontera.
180.000 ciudadanos venezolanos han cruzado la frontera con Colombia en los dos últimos fines de semana para comprar alimentos y productos de higiene, ahora no disponibles en Venezuela. Hoteles, posadas y hostales, en las zonas fronterizas tomadas por asalto, se están derrumbando. Los que no encontraron un lugar tuvieron que arreglárselas y dormir en tiendas de campaña.
El flujo creciente se ve atraído por precios asequibles, la abundancia de productos y la ausencia de colas kilométricas. Baste decir que un litro de aceite cuesta alrededor de 1.300 bolívar en Colombia contra el 2.000 en Venezuela.
Colombia no es el único destino elegido. Desde el sur de Venezuela, miles de ciudadanos van a la frontera con Brasil todos los días. La ciudad brasileña de Pacaraima, en 15 kilómetros de Santa Elena de Uairén, está literalmente sitiada.
Si bien por un lado se ha producido un aumento espectacular de los robos (triplicados en pocos meses), al mismo tiempo las tiendas que llevan años cerradas han vuelto a abrir en respuesta a la nueva fuerte demanda. Las ventas se duplicarían, empujando a los emprendedores locales a nuevas contrataciones. Para satisfacer las demandas de Pacaraima, incluso se improvisan mercados en las aceras.
Una vez que el área era principalmente un proveedor de neumáticos, un producto comprado por los brasileños en Santa Elena. Hoy en día, el arroz, la harina de trigo, la pasta de dientes y el jabón son los productos más buscados.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ya ha anunciado que cerrará ambas fronteras lo antes posible. (Foto: El Nacional)
