Reportaje especial Ucrania: guerra de poder

(Para Gian Pío Garramone)
11/02/22

Regresé de Ucrania hace menos de diez horas y me gustaría dar mi punto de vista sobre la discrepancia entre lo que se ve en los medios y lo que realmente sucede en las calles de Kiev.

Viendo las noticias parece que a estas alturas en las calles del país hay multitud de soldados con Kalashnikovs en mano listos para disparar al invasor ruso en las puertas. La realidad es muy diferente y lo sentí desde el momento en que llegué al aeropuerto. Deambulando por la ciudad ves nada más y nada menos que lo que te puedes encontrar en una ciudad europea muy normal, gente que va a trabajar, toma el transporte público, algunos niños jugando y estudiantes yendo al colegio y la universidad.

Los vientos de guerra que vemos tanto en las noticias nacionales no parecen estar ahí. Lo único para recordar las escaramuzas internacionales es una pequeña manifestación en la plaza Majdan. La misma plaza que desencadenó el conflicto en 2014. Los manifestantes me dicen que son representantes de la comunidad estadounidense que vive en Kiev y que están allí para manifestarse por la paz y contra Putin.

La sensación, para ser honesto, es que nuestros medios de comunicación recién ahora se han dado cuenta de que hay un conflicto en Donbass; lamentablemente lleva ocho años y ha dejado sobre el terreno -en ambos bandos- unos cuarenta mil muertos y heridos y un millón de desplazados (en este conflicto ni siquiera las cifras son claras). El choque, que hasta hace unas semanas no le importaba un carajo a nadie, ahora pone en alerta al mundo.

Las personas con las que he tenido la oportunidad de charlar llevan muchos años conviviendo con la guerra. Para mejorar la idea: es como si dos regiones de Italia hubieran decidido separarse, armas en mano. Las protestas que derivaron en la violencia en la plaza Majdan han generado una profunda ruptura entre los pueblos ucraniano y ruso, que siempre han sido hermanos.

Las narrativas partidistas también parecen haber cambiado. Si por un lado está el presidente Putin que intenta deslindar la hermandad muy estrecha de Rusia, especialmente en todas aquellas regiones de habla rusa, por otro lado, el presidente Zelens'kyj nos invita a no detenernos en esta diferencia lingüística sino a concentrarnos más bien en pertenecer a la patria Ucrania, superando los factores de división como el idioma hablado. De hecho, el idioma a día de hoy no parece ser un elemento divisorio como si es cierto que la ley exige el uso del ucraniano como lengua oficial, por ejemplo, las señales de tráfico son prueba de ello, la docencia universitaria se realiza en ruso.

Seguramente la hermandad histórica entre ambas naciones cambió a partir de 2014, la anexión de Crimea y el conflicto del Donbass, marcaron una profunda herida entre los dos pueblos, que nunca han estado más distantes hasta la fecha.

Comparándome con la analista local Tara Semeniuk, desarrollé la idea de que en Ucrania, si realmente estallara una guerra a gran escala, en realidad sería un guerra de poder, luchó entre los dos enemigos históricos que son EE. UU. y Rusia en un terreno que no es de su competencia. Y en este escenario quien tendría todo que perder es Ucrania y tampoco se da por sentada la implicación de otros países de la Alianza o de la Unión Europea. El escenario me recuerda (parcialmente) lo que sucedió en los Balcanes después de la disolución de Yugoslavia.

Las personas con las que hablé no me transmitieron el temor de un conflicto inminente, sino más bien una maniobra geopolítica importante para ampliar los espacios de influencia en el lado ruso, así como un movimiento político importante de la administración Biden para recordarle al mundo que es sigue siendo una superpotencia incluso después del tonto afgano.

Si miramos cuántos soldados occidentales hay desplegados en la zona, no podemos dejar de notar las bajas cifras en comparación con las rusas.

Neto de las principales maniobras, la verdadera pregunta es: ¿Qué tan dispuestas están las naciones occidentales a involucrar a su propio personal militar en el terreno, en una guerra lejana de muy poco interés, con un enorme esfuerzo económico y posibles pérdidas en el terreno?

Foto: autor