Libia sin paz: detrás de las redadas de Estados Unidos está el falso problema de ISIS

(Para Giampiero Venturi)
05/08/16

El inicio del bombardeo estadounidense de Sirte contra las fuerzas del Califato ayuda a proporcionar una lectura simplificada y polarizada de la guerra civil. Por un lado el terrorismo, por otro los que lo combaten.

El escenario real configurado hasta la fecha es sustancialmente diferente y describe un país presa del caos y la violencia.

Comencemos con las últimas noticias del campo: según los datos proporcionados por Africom, desde el 1 de agosto, gracias a las incursiones estadounidenses se destruirían dos tanques, vehículos blindados 5 y una serie indefinida de posiciones defensivas del Estado Islámico. En el marco de Libia, la actualización deja el tiempo que encuentra.

Por otro lado, la confirmación italiana de poner las bases de las operaciones estadounidenses tiene importancia política: el escenario de Protector unificado del 2011, con un objetivo final diferente pero con desarrollos que son aún más confusos si es posible.

Las redadas estadounidenses son parte del plan general de reducción del Estado Islámico, que comenzó inequívocamente tanto en Siria como en Irak desde principios de 2016 (año electoral). Sin embargo, sobre las posibles perspectivas posteriores a la neutralización del Califato, persisten nubes muy espesas. Lo que los medios internacionales eluden dramáticamente es que el verdadero nudo que hay que resolver en Libia no es la presencia, entre otras cosas, de ISIS, sino la reconciliación nacional real, que en la actualidad es esencialmente imposible.

En este sentido, el asesinato con un coche bomba en Benghazi por soldados 28 del general Haftar, un hombre fuerte en el gobierno de Tobruk, tiene un cierto valor político. El ataque fue reclamado por el Consejo de Shura de la ciudad, en otras palabras, del cártel islamista que enfrenta a las milicias de Haftar con el control de la segunda ciudad de Cirenaica.

El ejército del general Haftar Egipto es armada e incluso a veces en contraste con el mismo Tobruk política que es oficialmente el brazo armado, es hoy en Libia la única fuerza del lado abiertamente en contra de todos los grupos fundamentalistas islámicos, sin distinción : ser Amanecer libio que reúne a los islamistas ahora integrados en el gobierno de Al Sarraj, reconocido por la ONU, ambos del ISIS. A estos se suman los terroristas de Ansar al-Sharia, considerado entre los grupos fundamentalistas más radicales.

Como se ha señalado varias veces en esta columna, las alianzas que caracterizan la guerra civil libia no se basan en supuestos ideológicos o políticos, sino en conveniencias militares del momento. Junto a las fuerzas del gobierno de Al Serraj, las milicias de Misrata luchan, celosas de sus orígenes anti-zeddafianos, pero sobre cuyo nivel de penetración del fundamentalismo islámico hay poca claridad. Las mismas fuerzas que Ansar al-Sharia presentes en Bengasi y en la guerra contra Tobruk, no ocultan que luchan junto a Trípoli.

En la actualidad, las milicias del Califato, encaramadas alrededor de los palacios de Centro de Ougadougou en Sirte, el lugar de nacimiento de la antigua Saddam Libia, están siendo atacados por las fuerzas de Trípoli reconocidas internacionalmente como un ejército regular, las milicias de measatine y, al menos hasta ayer, el general Haftar, ex CIA pero cayó en desgracia en Washington. A todo esto se suman las redadas estadounidenses de los últimos días y las amenazas de intervención en el terreno.

Una posible y probable derrota del Califato en suelo libio sería en realidad la solución a un falso problema. Más allá del objetivo logrado de dar a conocer a los medios de comunicación, quedaría en todo caso el problema de la islamización de las instituciones de Trípoli, el papel de Tobruk y la fragmentación absoluta del territorio nacional. Sobre todo, el saqueo de los recursos energéticos y el control de los fenómenos de migración masiva por parte de los cárteles criminales no se verían afectados.

Frente a la costa de Libia, en el canal siciliano, mientras tanto cruza el buque de guerra anfibio USS Wasp y en la base de Sigonella aumenta las idas y venidas de infantería de marina EE.UU..

A la espera de cambios en el marco político y militar, recordamos una vez más la amenaza profética de Gaddafi, fechada en 2011: "Después de mí, caos"

(Foto: GNA Army-Alalam)

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