En buenos y malos Sirte

(Para Giampiero Venturi)
20/04/15

Muchas cosas han cambiado en los últimos treinta años. Para entenderlo, solo piense que en Sanremo en 85 estaba Zucchero, en 2015 estaba Amara ... Con la crisis, incluso los nombres aprietan el cinturón. A pesar de la mal tempora algunos hechos siguen siendo los mismos. Hace treinta años se estrenó la película Regreso al futuro y los terroristas del autobús Volkswagen que dispararon contra el profesor Doc eran libios. No fue una coincidencia: para todos, Libia era un estado canalla, patrocinador de cualquiera que tuviera una cuenta abierta con Estados Unidos y Gran Bretaña.

Hablamos de hoy, pero incluso esos fueron tiempos calientes, muy calientes. April XNXX lo dice todo: los estadounidenses bombardearon Trípoli y Craxi salvó su vida en Gaddafi advirtiéndolo a tiempo; Horas 86 después, dos misiles libios cayeron (más o menos) en Lampedusa; Unos días más y allí estaba el drama de Chernobyl.

Después de treinta años, Gadafi, Craxi y Reagan han muerto y el escenario de hoy sigue siendo crítico. La bomba demográfica africana ha producido muchos millones de personas desesperadas y la querida extinta en Europa, menos estadistas y algunos tratados demagógicos más. Así es como va el mundo.

Mientras tanto, Libia permanece allí, abrazando el Golfo de Sirte. Siempre allí, pero con dos gobiernos por el precio de uno. Dos gobiernos en guerra pero unidos por el hecho de que no controlan el territorio.

En Trípoli hay islamistas financiados bajo la mirada hipócrita de todos de Turquía y Qatar. En Tobruk (tan querido por Rommel y por los fuertes a los que dio su nombre) está Abdullah al-Thani que además de recordar vagamente a Morgan Freeman solo puede aspirar a ser el primer ministro pro-occidental de un país que no existe.

En Libia hay anarquía. Un desastre total, de hecho Total como dicen los franceses ...

Después de romanos, bizantinos, árabes, turcos e italianos, en Libia también toca esta página. Sí, porque podemos decir sin reticencia: ahora somos el pasado. Si Scipione y Giolitti representan dos ejemplos de proyección, el retiro en '43 y la expulsión de' 70 son el símbolo de una salida con orejas bajas. Italia, a excepción de un intento de hace treinta años en el momento de Achille Lauro, se ha mantenido fuera de los juegos del Mediterráneo.

La charla sobre la misión de la ONU, sobre las intervenciones y estrategias, sobre el papel de Italia en Libia, es pasar brisa, pasto de homo medius aturdido por muchas palabras confusas: inmigrantes, inmigrantes ilegales, aterrizajes, tolerancia, terrorismo, Isis, guerras, escape, África, barcos, contrabandistas, buenos, malos, racismo, integración ...

Una de las tristes verdades es que si la política exterior italiana lleva años muerta, la que se dirige al Mare Nostrum en particular ya está enterrada. Es un dato de época, degradante pero indiscutiblemente incontestable.

Ya sea la pequeñez, la voluntad ideológica, la arrogancia de alguien, la incompetencia de otra persona o solo la antorcha de la civilización que ahora arde en otros lugares, no importa: la mirada al sur es tan natural y útil para equilibrar los intereses continentales de Bruselas, ahora parece más un legado. Eso es una perspectiva.

Echemos un vistazo a Libia y una vez más algo se nos escapa y pasa por encima de nosotros, incluso en el medio. A pesar de la historia y la geografía, asistimos inerte sin siquiera comprender. África explota y estamos detrás de nosotros, pasamos el tiempo entre las peleas de vertederos, el robo de condominios, las tolerancias de percha blandita en salones radical y estrategias de los domingos por la tarde en televisión.

Esperando que aumenten los muertos y Occidente implosione pensando en la mejor manera de suicidarse, nos alineamos, esperando que el uno se adapte sin decidir. Sin siquiera pensar en hacerlo.

Vamos a ver qué va a pasar. Que el volante de un nuevo peso internacional sea un golpe de suerte en la parte inferior, ni siquiera debe excluirse. 

Mientras tanto, el Mediterráneo continúa recibiendo botes, aterrizajes, abusos, dolores, sangre y astucia como lo ha estado haciendo durante miles de años. Estamos en ello, en buenas y malas Sirte ...

Giampiero Venturi