Haftar chantajea a Italia

(Para Tiziano Ciocchetti)
14/09/20

Si quisiéramos encontrar las mayores similitudes entre los gobiernos italianos de las últimas décadas, encontraríamos que, en lo que respecta a los secuestros de italianos en el extranjero, el denominador común fue el pago de un rescate. De hecho, desde Prodi hasta Berlusconi hasta Cuenta bis siempre hemos pagado dinero para recuperar a nuestros conciudadanos.

También esta vez, me refiero al arresto (o más bien al secuestro) de 18 pescadores sicilianos por parte de la pseudo guardacostas de Bengasi, se pagará un rescate.

Hace dos semanas, dos barcos pesqueros que zarparon de Mazara del Vallo fueron abordados por marineros de Cyrenaica a 35 millas al norte de Bengasi y pusieron a las tripulaciones bajo arresto de facto.

Inicialmente parecía ser la provocación habitual, que felizmente se resolvería al cabo de unas horas. Sin embargo, posteriormente, hombres cercanos al general Haftar comenzaron a ventilar la hipótesis de un intercambio con contrabandistas condenados por hechos que datan de 2015 y detenidos en cárceles italianas.

Segundo el hombre fuerte de Cyrenaica es una detención injusta ya que en realidad, los cuatro contrabandistas condenados a treinta años de prisión por el Tribunal Supremo, serían meros jugadores que buscan un contrato con un club de fútbol italiano.

Los dos barcos de pesca fueron capturados porque, según las autoridades no reconocidas de Bengasi, realizaban actividades de pesca ilegal en aguas territoriales libias. Desde 2005, el entonces régimen de Gaddafi se había atribuido la responsabilidad unilateralmente la extensión de las aguas territoriales a 74 millas de la costa.

Parece claro que el insulto de Haftar es de índole política, probablemente quiera mostrar a sus seguidores que sigue siendo una figura importante en el escenario libio, capaz de hacer valer sus razones incluso frente a un país extranjero.

El caso es que el gobierno italiano no ve otra alternativa que lidiar con Haftar, a pesar del flagrante acto de piratería, excluyendo a priori cualquier otra opción, como el uso de la fuerza militar.

Foto: Presidencia del Consejo de Ministros.