Yemen: Si los ataques aéreos no son una solución creíble

(Para Felipe del Monte)
07/05/25

Respecto del lanzamiento de un misil al Aeropuerto Internacional Ben Gurion en Tel Aviv por parte de militantes Houthi, el Mayor General (aus) Giuseppe Santomartino escribió que los éxitos tácticos de los ataques aéreos estadounidenses en Yemen no pueden, por sí solos, lograr una victoria político-estratégica en la actual confrontación en el Mar Rojo. Con el ataque contra Israel, que “perforó” el escudo defensivo formado por las baterías Patriot, Arrow, Iron Dome y el sistema Thaad, los hutíes quisieron demostrar que aún disponen de una amplia y profunda capacidad ofensiva, a pesar de que los estadounidenses han realizado más de 300 ataques y alcanzado 800 objetivos en Yemen.

El periodista Guido Olimpio informó datos sobre el uso de armas por parte de los hutíes durante las últimas seis semanas, es decir, desde el inicio de la Operación “Rough Rider”: 77 drones kamikaze, 30 misiles de crucero, 24 misiles balísticos, 20 misiles antiaéreos; Está claro que no todos ellos tenían como objetivo contrarrestar la fuerza aérea naval angloamericana, sino también continuar la "lucha contra el tráfico" en el Mar Rojo.

Si hasta ahora el “Rough Rider”, al igual que el “Poseidon Arcer”, el “Prosperity Guardian” y el “Aspides”, había sido criticado por sus altos costos operativos, el ataque al aeropuerto de Tel Aviv confirmó la imposibilidad de reducir a la ineficacia un dispositivo ofensivo enemigo solo con el poder aéreo. Aunque implica un menor grado de implicación política por parte de la potencia que la lleva a cabo, una estrategia basada únicamente en bombardeos aéreos no puede tener éxito.

En particular, explicó el general Santomartino, en un escenario de conflicto asimétrico, como el del Mar Rojo, obtener un resultado político-estratégico significativo mediante "incursiones selectivas" es imposible. Así como en el combate aéreo convencional surgen los factores niveladores del concepto de “superioridad aérea”, así también en los conflictos asimétricos el problema surge ante la fluidez de la estructura táctica y operativa del enemigo.

La diferencia entre la potencia del dispositivo utilizado y los resultados obtenidos también quedó patente en la “Operación Brazo Largo” israelí de julio-septiembre de 2024, cuando, a pesar de infligir golpes muy duros a la infraestructura hutí, Tel Aviv no consiguió infligir daños estratégicos. Tanto es así que hoy, si del lado estadounidense se piensa en tener que financiar y armar a las fuerzas gubernamentales para una intervención indirecta por tierra; Israel está considerando la posibilidad de enviar escuadrones de fuerzas especiales a Yemen con la función de adquirir objetivos y destruir radares y dispositivos antiaéreos enemigos, dejando luego el campo libre para que la fuerza aérea ataque los sitios de misiles. Como explicó el general Iván Caruso, “La unión del poder aéreo y las fuerzas especiales sería el corazón de la estrategia, un modelo de operaciones conjuntas e integradas que podría redefinir las operaciones militares en el Mar Rojo”.