Hace 103 años, hombres de la Armada hundieron el acorazado Viribus Unitis

(Para Marina Militare)
31/10/21

En una noche sin luna, entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre de 1918, tiene lugar una de las hazañas más memorables de los precursores de las Fuerzas Especiales de la Armada. 

En esa fase de la Primera Guerra Mundial, la Armada Austro-Húngara, evitando la colisión frontal, prefiere mantener a sus unidades principales a salvo en la base bien defendida de Pola. A continuación, la Armada italiana elabora un atrevido plan para atacar a los barcos enemigos directamente en sus puertos, involucrándose en el desarrollo de insidiosas unidades como, además del famoso MAS, vehículos especiales como el bote de salto tipo "Grillo" y el auto- torpedo propulsado llamado "Leech".

La Mignatta era para el momento una embarcación "no convencional" de muy nueva concepción: un flotador equipado con un sistema de propulsión y con un empuje positivo muy limitado, para poder navegar de forma oculta en la superficie del agua, equipado con dos explosivos Cargas con temporizador de ráfaga, desde aplicar a los cascos de los barcos enemigos por los dos operadores de la tripulación

La primera misión está organizada para atacar a los principales barcos restantes de la Armada enemiga. La tripulación de la misión, el mayor Raffaele Rossetti y el teniente Raffaele Paolucci. Uno, ingeniero de los Ingenieros Navales, inventor de insidiosos medios especiales. El otro, médico, estudioso de las técnicas y fisiología de la natación de asalto. Juntos pueden considerarse los precursores del concepto de Fuerzas Especiales.

En la noche entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre de 1918, aprovechando la pésima visibilidad nocturna provocada por la ausencia de la luna, una expedición formada por el MAS 94 y 95 y el torpedero 65 PN, con el autopropulsado torpedo a bordo Mignatta, se dirige a la base naval enemiga en Pula.

Llegado a poca distancia del puerto, el torpedero pone el Mignatta que se acompaña hasta abajo de los rompeolas por el MAS, que se quedan ahí esperando. Habiendo superado los obstáculos, en parte nadando y en parte utilizando el motor del Mignatta, los dos operadores penetran en la masa de agua interna y se dirigen hacia el casco de una de las unidades amarradas más grandes, el acorazado. Viribus Unitis, que socavan con uno de los cargos.

Terminada la operación, cuando están a punto de volver a entrar son descubiertos por un proyector; al ver la inevitable captura, hunden la nave que, arrastrada por la corriente, acaba con la segunda carga disparada, bajo el casco del vapor Wien, provocando su pérdida. A la hora programada, la primera carga estalla haciendo que el acorazado contrario se hunda; los dos operadores son capturados y considerados prisioneros de guerra.

Dos días después de la conquista de Pula, el Imperio Habsburgo entregó sus armas, en 1929 el ancla del acorazado Viribus Unitis se colocó a la entrada del Palazzo Marina de Roma, pocos meses después de su inauguración, para recordar a todos la empresa Pola.