¡Sí, puedo!

(Para Gino Lanzara)
12/06/23

Es la muerte la que vence al tiempo; es la muerte la que marca los momentos de la historia. Porque de una cosa no cabe duda: como ya ha pasado con otros políticos, la vida pública marca los tiempos y estigmatiza cada momento. Es el deber que hay que pagar.

Silvio Berlusconi fue un político divisorio, con un carácter poco proclive a la exterioridad alquímica a lo Cencelli y más proclive a boutade, especialmente cuando es inesperado y, a veces, no apropiado, pero acompañado de una inteligencia e intuición poco comunes.

Sin embargo, es su vida la que habla por él: de animador a empresario de éxito en un Milán rampante. Era el símbolo de "Sí, puedo" Estilo italiano, te guste o no. Quizás fue precisamente eso lo que polarizó su lado oscuro, el que rápidamente nos hizo olvidar el éxito diplomático de Pratica di Mare.

Es así para todos, la vida no da descuentos. No nos gusta cantar y cantar alabanzas entre corifeos de ocasión, pero ni siquiera pensamos que podemos burlarnos de un hombre por puro pique de fiesta. No está en nuestras cuerdas. También porque, para bien o para mal, la portada que perfila a Berlusconi llama al juicio final, bueno, eso está listo para todos.