La operación de rescate del navegador ruso Su-24 derribado ayer por un F-16 turco finalizó con éxito. Está sano y salvo y está en la base Hmeymim. Esto fue anunciado por un ministro de Defensa ruso, Sergey Shoygu.
"Lo salvamos, ahora está bien".
Solo se utilizaron helicópteros fuertemente blindados en la operación para proteger los departamentos de asalto. No hay reportes de tiroteos con milicias enemigas en el área.
Los rusos, en su primera misión de rescate, pagaron caro una cierta "superficialidad". En cierto modo, aquella primera misión recordaba mucho (con las debidas proporciones) a la misma aproximación que tenía Estados Unidos en Mogadiscio, Somalia, cuando en 1993 realizaron una operación en territorio enemigo con helicópteros de transporte: en esa coyuntura perdieron dos Black Hawk. Así los rusos ayer, cuando inmediatamente después del derribo del Su-24, enviaron dos helicópteros de transporte Mi-8 a territorio hostil.
Sabemos cómo resultó: Moscú ha perdido un helicóptero y un marino nunca volverá a casa.
Inmediatamente después del trágico episodio (el segundo en unas pocas horas), Putin ordenó que la operación de rescate fuera realizada exclusivamente por un grupo de especnaz protegido por helicópteros pesados. La operación terminó esta noche.
La misión fue realizada por las autoridades del Voenno-Morskoj Flot Rossijskoj Federacii desplegado en Siria. Siempre operando bajo los auspicios del GRU, los rusos tienen cuatro mil especnaces divididos en los cuatro comandos principales de las flotas. Luchan en apoyo de la infantería de Marina.
(foto: MoD Fed. Ruso)
