Europa y la crisis de los lanzadores espaciales

(Para filipo del monte)
09/11/23

En la cumbre espacial de la ESA (Agencia Espacial Europea) celebrada en Sevilla, Italia, Francia y Alemania firmaron un acuerdo para superar la crisis de los lanzadores y garantizar a Europa un renovado acceso a la órbita. Se trata de un resultado importante, que en vísperas de la reunión estuvo acompañado de importantes dudas sobre la voluntad real del gobierno de Berlín, el más escéptico de los tres principales financiadores de los programas espaciales europeos, de continuar por el camino de la "soberanía orbital".

Sin embargo, es inútil negar que, dada la insistencia con la que la Comisión Europea subraya la necesidad de continuar por el camino de una completa autonomía estratégica de la UE en materia de lanzadores y cohetes, el objetivo está lejos de alcanzarse, incluso teniendo en cuenta La crisis en la que se encuentra ahora el programa de desarrollo. Lanzador Ariane6.

el retraso de Ariane6, cuyo lanzamiento de prueba fue pospuesto por la ESA hasta finales de 2024, obligó a la Autoridad Espacial Europea a cerrar un acuerdo de 180 millones de dólares con SpaceX, la empresa aeroespacial de Elon Musk, es decir, con un actor privado.

La exploración espacial ya no es una cuestión de competencia exclusiva de los Estados sino que está al alcance del capital privado. La apertura de nuevos mercados en la órbita terrestre baja (entre 500 y 1000 kilómetros sobre la superficie terrestre) es el objetivo declarado al alcance de gigantes de la industria tecnológica como SpaceX. Allá Nueva economía espacial factura global 300 mil millones por año y se estima que esta cifra está destinada a aumentar entre 5 y 10 veces en los próximos treinta años. Es evidente que el relanzamiento y las nuevas estrategias de desarrollo de un sector económico que parecía en crisis tras el "paso atrás" dado por Washington en la exploración espacial implican también innovación y reducción de costes ligados a la nueva "carrera espacial" teorizada por Elon Musk.

El comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, explicó que para el próximo año la UE pretende poner en marcha cuatro Satélites de geonavegación Galileo y que no es posible esperar más Ariane6 sin sufrir las repercusiones de la falta de acceso al espacio para el viejo continente. Por esta razón, Breton aceptó la propuesta que le hizo la ESA de "subcontratar" el lanzamiento de satélites europeos a SpaceX.

La participación de SpaceX no cae como un rayo caído del cielo como La idea de utilizar sus plataformas para lanzar satélites Galileo ya había surgido en abril., cuando la Comisión de la UE había emitido un documento a los países miembros, que destacaba cómo, tras la retirada de Ariane5 y retrasos Ariane6, sólo el lanzador pesado Falcon 9 de SpaceX y el sistema vulcano de United Launch Alliance podría poner en órbita los nuevos satélites europeos, que pesan unos 700 kilogramos cada uno.

Esto se debe a que las plataformas Soyuz Las máquinas rusas ya no son utilizables debido al tira y afloja entre Moscú y las capitales occidentales tras el estallido de la guerra en Ucrania. La política espacial también ha estado involucrada en el conflicto actual y, al igual que en el caso energético, los países europeos se han visto obligados a acelerar sus programas de diversificación y autonomía estratégica.

El problema es que, en un momento en el que habría sido necesario avanzar con cierta velocidad, teniendo en cuenta también el rápido deterioro de la situación y el archivo de la antigua fase cooperativa de la exploración espacial internacional, algunos países europeos -con Alemania a la cabeza- expresaron sus propias dudas sobre la utilidad de financiar y apoyar proyectos ambiciosos de autonomía estratégica continental.

Lógicamente, si la aerolínea europea lleva un claro retraso, con ArianeGroup, filial de Airbus y Safran, bajo acusación, y la ruta rusa ya no es viable, sólo queda confiar en el magnate sudafricano-americano. Hay, sin embargo, un obstáculo que superar en esta cuestión que no tiene nada que ver con la economía, sino que cae dentro del ámbito puramente político-estratégico del espacio. Antes del lanzamiento de satélites Galileo, la UE quisiera obtener una garantía de los Estados Unidos de que podrá permitir a los ingenieros europeos el acceso a los satélites las 24 horas del día y el derecho a recuperar la tecnología si el cohete se estropea y cae al mar.

Los satélites Galileo son parte del programa Sistema Global de Navegación por Satélite Sistema europeo de geonavegación y posicionamiento para uso civil, rival del GPS estadounidense, creado con fines militares y controlado directamente por el Departamento de Defensa en Washington. Aunque está destinado a un uso exclusivamente civil, el GNSS puede presumir de tecnologías y precisión superiores a las del GPS.

La criticidad de este pasaje explica también el deseo que surgió en Sevilla de ofrecer una cobertura financiera adicional de parte de los costes adicionales de producción (derivados en gran medida del impulso superinflacionario que ha surgido en los dos últimos años en la zona del euro) para Ariane6 hasta 340 millones de euros al año y para el lanzador europeo de vehículos ligeros vega c (desarrollado por la italiana Avio) hasta 21 millones de euros al año. Además, según la ESA, el número mínimo de lanzamientos institucionales europeos, tanto para Ariane6 (4 vuelos por año) que para vega c (3 vuelos al año) debe incrementarse con respecto a lo que ya estaba previsto en años anteriores, gracias también al crecimiento de los distintos programas de satélites europeos.

El Director General de la ESA, Josef Ashbacher, explicó que la crisis de los lanzadores debe abordarse no sólo con soluciones a corto plazo, como acercar tanto Ariane6 que vega c, pero también construyendo un camino estratégico que mire hacia 2030 como horizonte máximo y que tenga como objetivo garantizar a los Estados europeos el acceso directo a las órbitas terrestres bajas.

El primer paso para el desarrollo de una vía espacial europea autónoma pasa inevitablemente por la resolución, lo más rápidamente posible, de la crisis de los lanzadores, que somete al viejo continente a los empujones y contraataques no sólo de un mercado altamente competitivo, sino también de que generan una desventaja, luego difícil de superar, en lo que es a todos los efectos, una Dimensión geoestratégica de la competencia y el conflicto en el futuro próximo..

Foto de : ESA