Estados Unidos provoca a Beijing: destructor de la Armada de Estados Unidos se acerca a la isla artificial de Yongshu

(Para Davide Bartoccini)
10/05/16

La semana pasada el destructor USS. William P. Lawrence (DDG-110) sería menos de 12 millas náuticas, el límite que 'denota' las aguas territoriales de un país, de lo que se ha denominado Fiery Cross Reef, la isla artificial que guardan los chinos en el mar de China Meridional.

El paso del destructor, que forma parte de la Grupo de huelga del portaaviones USS John C. Stennis (CVN-74), ha sido reportado como "bastante inofensivo" en las páginas de Wall Street Journal.

Según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (que China ha ratificado): un barco militar puede de hecho cruzar las aguas territoriales de cualquier signatario incluso sin previo aviso, siempre que excluya "cualquier ejercicio con armas de cualquier tipo".

La isla en cuestión, junto con el acantilado que la sostiene, sigue siendo reclamada por varios países de la región y es motivo de litigio. Sería necesario verificar si la barrera natural está totalmente sumergida o no, para decidir si la Fiery Cross Reef sea ​​o no una isla artificial y debe ser tratada como tal en el derecho internacional. Fiery Cross Reef de hecho, es considerada por la mayoría como una isla artificial que se levanta en la extensión del archipiélago de las islas Spratly.

Por decisión del gobierno chino, se ha ampliado en más de 677 acres por relleno sanitario y se ha militarizado por completo. En ella se instalaron una pista de aterrizaje, un helipuerto, puestos de artillería, torres de radar y equipos de comunicaciones.

El movimiento inofensivo del martes pasado fue el último 'movimiento' de Washington que, habiendo encontrado la continua agresividad de la política adoptada por Beijing en todo el Mar de China Meridional, tiene la intención de enviar una señal al gobierno chino. Este último continuaría reclamando aprox. 90% del Mar de China Meridional por derechos históricos. Estas declaraciones, sumadas a la preocupación por la posible instalación de más bases en otras islas artificiales que pudieran surgir, preocupan mucho al gobierno de Washington, que cada año hace pasar más de 1000 millones de dólares en comercio por ese tramo de mar.

(fotografía: Northrop Gruman Corporation / web)