Por una defensa civil nacional: notas para el debate

(Para filipo del monte)
02/05/20

Una crisis es un cambio repentino en la vida de una comunidad y no es, por su propia naturaleza predecible, un riesgo es, en cambio, una eventualidad y, por lo tanto, cuando no es previsible, al menos calculable. Debido a los efectos no solo de la salud sino también políticos, sociales, económicos e incluso culturales, la pandemia de Covid-19 es una crisis que también puede conducir a un colapso del sistema en caso de mala gestión.

La actual emergencia epidemiológica de Covid-19 ha desencadenado un debate, que hasta la fecha involucra principalmente a profesionales, sobre la necesidad de reformar o fortalecer los mecanismos nacionales de protección civil, transformándolos en instrumentos de defensa civil real.

Esto se debe a que la legislación vigente en la materia y, lo que es más importante, la prueba de campo, han demostrado que la Protección Civil puede ser adecuada para enfrentar riesgos naturales y antropogénicos que, para su caso, se encuentran dentro de los planes integrados intervención; es muy diferente enfrentar una crisis sistémica para el cual la estructura actual de Protección Civil no es adecuada.

Durante el manejo de la emergencia, surgió una incompatibilidad sustancial entre el "Método Augustus" y el impacto concreto del virus, en todos los niveles, en el cuerpo social.

El "Método Augustus", desarrollado por el Departamento de Protección Civil a fines de los años 90, hace que todo el mecanismo de asistencia orbite alrededor de las funciones de apoyo respondiendo a una cadena de mando bien definida que va desde el nivel municipal hasta los organismos nacionales. . Teóricamente, la gestión de emergencias, que puede implementarse respetando las funciones atribuidas a operadores u organismos individuales, responde a criterios militares; en la práctica, la estructura superior del sistema de Protección Civil genera "compartimentos estancos" debido a las diferencias sustanciales entre lo que se espera en el papel con respecto a las funciones, el personal y las oficinas a cargo y cuáles, por el contrario, las realidades periféricas, esas en la "primera línea", es decir, las administraciones municipales y con ellas los Centros de Operaciones Municipales implementan con los (a menudo escasos) medios disponibles.

La conformación actual de la Protección Civil, que se basa en la cooperación entre el aparato político-administrativo y las asociaciones voluntarias a nivel local para ir a profesionalizarse en la escala jerárquica, es el resultado de una reflexión más amplia de corrientes de pensamiento fuertemente orientadas hacia La "desmilitarización" de la organización también con respecto a la terminología (por ejemplo, el antiguo Departamento de Comando y Control - DICOMAC, para la emergencia Covid-19 fue reemplazado por el Comité Operativo de Protección Civil) y que impidió su transformación en un órgano nacional de defensa civil. Defensa Civil Nacional, que ahora se hace aún más necesaria, en la fase 2 y que se convertirá en una herramienta esencial en el manejo de la fase 3 cuando las tensiones sociales se agreguen a los riesgos para la salud, el resultado de la crisis económica que inevitablemente existirá y ha sido ya anunciado por Copasir.

Las conexiones entre la persistencia de la emergencia epidemiológica-económica-social y la seguridad del estado son evidentes. La Defensa Civil se ocupa de cuestiones de interés nacional y su presuposición es la existencia de un estado de crisis en toda regla, que es bastante diferente del riesgo simple que activa la estructura actual de Protección Civil.

Como ya se mencionó, en la ola de Covid-19 ya no se puede posponer una acción para estructurar la Defensa Civil Nacional a fin de regular todo el sector orgánicamente y con las herramientas del derecho ordinario, para establecer claramente cuáles son los órganos para abordar esta área (mediante la creación de un organismo ad hoc que vaya más allá de la Protección Civil actual) y, por lo tanto, aclarar de una vez por todas la relación entre Defensa Civil y Protección Civil en términos de responsabilidades, tareas, órganos y estructuras de mando, anulación así, una situación anómala y totalmente italiana de Defensa Civil subordinada a la Protección Civil, que en cambio debería ser parte de ella.

Claramente, el estudio sobre las funciones y la dotación orgánica de la Defensa Civil depende de los aparatos técnicos y los tomadores de decisiones políticas, pero es fundamental que el debate sobre el tema deje las "salas de los botones" para convertirse en patrimonio de la opinión pública y que, sobre todo, implique las estructuras institucionales y voluntarios de rescate, protección y defensa periféricos (primero municipales, pero también provinciales) que están reuniendo en esta etapa una gran cantidad de experiencias importantes para el futuro y para la definición de una línea compartida futura que pueda traer, en el mediano plazo , a una mayor integración entre Defensa Civil (todo por construir) y Fuerzas Armadas.

Foto: Ministerio de Defensa