¡Italia llama, el Ejército responde!

(Para Gian Pío Garramone)
24/04/21

En Italia tenemos la costumbre recurrente de desairar los uniformes, sean lo que sean, pero luego, cuando estamos en el atolladero de los problemas, recordamos que existen y que en momentos de necesidad nunca retroceden y nos sacan de problemas de ningún tipo. ¡La emergencia covid-19 no hace ninguna diferencia! En la historia de Italia, cualquier gobierno, de cualquier color, lo ha utilizado.

Después de un año de comisionado de Domenico Arcuri, el actual primer ministro hace un cambio en la cúspide al despedir a Arcuri y nombrar al general del cuerpo de ejército Francesco Paolo Figliuolo. No obstante que nunca he creído en los salvadores de la patria, este reflejo mío no quiere ser un elogio al hombre, sino una comprensión de por qué el cambio de ritmo es tangible. Sin duda, dos características principales son evidentes, el currículum profesional y la maquinaria administrativa en la que puede apoyarse.

El gen. Figliuolo ha adquirido experiencia en gestión tanto en paz como en "guerra", de hecho en el contexto internacional ha adquirido experiencia como comandante del contingente nacional en Afganistán, en el contexto de la operación ISAF y como comandante de las Fuerzas de la OTAN en Kosovo y en el contexto nacional ha ocupado el cargo de Jefe General del Estado Mayor de la Defensa, y desde el 7 de noviembre de 2018 es el Comandante Logístico del Ejército.

Seguramente poder manejar contingentes en áreas operativas tan exigentes e inestables convierte a un general en un excelente administrador público, pero ¿es esta la única diferencia? ciertamente no, otra ventaja es la máquina de soporte administrativo. El general puede contar con una máquina administrativo-burocrática, como las estructuras del ejército, bien establecida para operar en cualquier momento y con una clara cadena de mando que se transforma en control a lo largo de toda la línea de ejecución.

Probablemente al final de esta emergencia tendremos que preguntarnos por la estructura de nuestra Protección Civil, a pesar de la última reforma a nivel regulatorio, a nivel ejecutivo probablemente debería revisarse la máquina operativa, y tratar de imaginar una Protección Civil como en otras naciones, o una especie de reserva de las Fuerzas Armadas. Por ejemplo, en Estados Unidos cuentan con la Guardia Nacional, una fuerza de reserva con tarifas en los distintos estados a la que se puede recurrir para realizar una asignación activa por parte de los gobernadores para responder a emergencias de protección civil.

También sería deseable que Italia tuviera una fuerza que se pueda movilizar según sea necesario, a disposición de los gobernadores, que les permita operar en contigüidad con las estructuras de las Fuerzas Armadas.

Quiero aclarar que lo que he dicho no es una crítica al mundo del voluntariado que tanto ha dado y ha obrado milagros durante esta emergencia y en todas las emergencias de Italia, sino una reflexión sobre la organización operativa de un sector que lamentablemente es cada vez más protagonista en la realidad italiana, debido a las numerosas emergencias de todo tipo que lamentablemente estamos acostumbrados a vivir.