El pasado sábado, por iniciativa de Naciones Unidas, se inició una tregua de dos meses del conflicto en Yemen, que coincide en parte con el Ramadán.
Las partes han acordado varios puntos a respetar hasta el próximo 2 de junio a fin de mitigar la violencia para permitir la distribución de ayuda económica y atender las necesidades humanitarias.
El 6 de abril, fuimos invitados (los únicos italianos) a participar en la conferencia de prensa del enviado especial de las Naciones Unidas a Yemen, Hans Grundberg, quien hizo un balance de la situación, centrándose en particular en el acuerdo de tregua y sus últimos esfuerzos para negociar un solución pacífica y sostenible al conflicto en Yemen.
Grundberg comenzó pronunciando un discurso en el que hizo hincapié en la tregua, definiéndola como "un paso importante pero aún frágil" y una oportunidad a aprovechar para trabajar en la búsqueda de una solución pacífica al conflicto.
Desde el comienzo de la guerra, este es el primer respiro y, aunque pequeño, no deja de ser un paso adelante. La suspensión de las hostilidades permite reducir la violencia y brindar ayuda inmediata a la población. El alto funcionario reivindica los principios de la diplomacia y la mediación de la ONU pero agradece y encomia a las partes involucradas que han permitido el acuerdo, confiando en su responsabilidad de mantener y quizás extender la tregua.
Estos primeros días de respiro son cruciales para generar confianza y hacer que el mecanismo funcione. El enviado afirma que la voluntad política de las partes es fundamental para el logro de la paz, por lo que esta pausa en los combates debe desarrollar diálogos para ir abandonando poco a poco el campo de batalla. Además de las partes involucradas, también se necesita el apoyo de la comunidad internacional para iniciar un proceso político que conduzca a una resolución pacífica del conflicto.
Finalmente, se dirige a los medios de comunicación invitándolos a no difundir noticias falsas o inexactas ya no promover actividades que acentúen la controversia y los desacuerdos, sino que ayuden a crear un terreno propicio para generar confianza entre las partes.
El acuerdo de tregua permitirá la llegada de 18 barcos al puerto de Hodeida para el abastecimiento de combustible y ayuda humanitaria, así como dos vuelos semanales desde y hacia el aeropuerto de Sanaa.
La crisis yemení no es marginal con respecto a los mecanismos geopolíticos y económico-financieros del mundo. El control del estrecho de Bab el Mandeb, por el que transitan petroleros y portacontenedores de Asia al Mediterráneo por el Canal de Suez, no es secundario sino de primera importancia, por lo que muchos quisieran monopolizarlo.
Este conflicto ha producido la peor crisis humanitaria del mundo, reduciendo al hambre a casi la mitad de la población yemení; la ONU estima que al cierre de 2021 trescientas setenta y siete mil fueron las pérdidas en términos de vidas y más de la mitad de estas se debieron a eventos indirectos como enfermedades y hambre. UNICEF estima que más de 10.200 niños han resultado muertos o heridos como resultado de los combates, las minas y los restos de guerra. Alrededor de 2,2 millones de niños menores de cinco años sufren de desnutrición aguda. Alrededor de 8,5 millones de niños carecen de acceso a agua potable y saneamiento, lo que exacerba el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua y una mayor desnutrición. Más de 10 millones de niños y casi 5 millones de mujeres no tienen acceso adecuado a los servicios de salud ni reciben asistencia médica, y 2 millones de niños no asisten a la escuela.
Grunberg confía en una renovación de la tregua para dar más tiempo al proceso de paz pero el caos que reina en Yemen (estado fallido), el hambre y la falta de confianza dificultan tanto una extensión de la tregua como un diálogo entre las partes.
Veremos si esta suspensión temporal de los combates llega el 2 de junio y quizás se renueve para poder acabar definitivamente con un conflicto olvidado.
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