Acuerdo sobre Libia? Todo el trasfondo del acuerdo entre Al Serraj y Haftar

(Para Giampiero Venturi)
03/05/17

La noticia de la reunión en los Emiratos entre el líder libio nominal Al Serraj y el generalísimo de Cirenaica Haftar, aparentemente es una explosión. Después de años de guerra civil como resultado de la guerra a Gadafi en el 2011, se abriría la posibilidad de reparar la grieta que divide a Libia en (al menos) dos partes.

Trípoli y Tobruk, la sede del Parlamento que hasta ahora ha rechazado al Gobierno de Unidad Nacional, habrían acordado organizar las elecciones para marzo en 2018, sentando las bases de un acuerdo político inicial y reuniendo la constelación de grupos armados que infestan la país. Detrás del ruido de las trompetas, los escenarios siguen llenos de sombras. En primer lugar, es necesario aclarar el valor político del acuerdo.

Al Serraj y Haftar, según fuentes diplomáticas, ya se han reunido en secreto en Egipto en febrero. La confirmación oficial nunca ha sido, pero las pruebas de diálogo han sido reales desde el comienzo de 2017. Dos fueron los pasos decisivos para llegar al cara a cara y a un borrador de acuerdo. El primero es el papel de Haftar, colocado en la esquina por los acuerdos de decreto de Skhirat de diciembre 2015, pero en realidad maestro de Libia oriental, con la ayuda de Egipto de Al Sisi. Más allá de las predicciones de la administración Obama y la UE, nunca ha abandonado la escena, pero incluso ha fortalecido sus posiciones sobre el terreno. El regreso de Rusia a los antiguos bastiones africanos ha permitido al general libio recibir una coronación internacional, siempre negada por el gobierno de Trípoli y sus aliados. La reunión con las autoridades rusas en enero sobre el portaaviones Kuznetsov, le ha otorgado el rol de interlocutor oficial del Gobierno de Unidad Nacional.

El segundo dato importante es la eliminación de Trump de Trípoli, que de hecho tomó la forma de dos movimientos: alejar a Estados Unidos de la maraña de Libia (reiterada en la reunión entre el presidente estadounidense y Gentiloni); enfriamiento de la relación especial que Al Serraj tuvo durante más de un año con Occidente. Este último punto es el quid de toda la cuestión libia, a la que Difesa Online, en estas páginas, le ha dedicado mucho espacio.

Al Serraj es un líder más nominal que sustancial. De hecho, es rehén de los cárteles islámicos e islamistas (entre los que destaca la Hermandad Musulmana) que controlan gran parte de Tripolitania y no tienen un carisma en el territorio comparable al de Haftar. Sin embargo, Occidente (Obama y Renzi, en ese momento locos por él), lo consideró capaz de armar las piezas del país, garantizando un futuro de unidad. Los hechos muestran lo contrario, mostrando el fracaso de la Unión Europea y las Naciones Unidas, ingresaron en el embudo de Skhirat, la ciudad marroquí donde en diciembre se firmó el acuerdo de farlocco con la unidad libia en 2015.

Los periódicos de hoy hablan de manera triunfal sobre el acuerdo entre los dos líderes, pero en realidad en estas horas se está sellando el fracaso de Skhirat y los proyectos diseñados en Washington y Bruselas en el 2011. Nada más, nada menos. Al Serraj, sin embargo, es el único líder de Libia occidental que, además de disfrutar de la cobertura de la bendición siempre útil de la ONU, sigue siendo un tanto presentable, lo que hace posible un cambio islamista en Tripolitania, especialmente en áreas remotas y cercanas. De las fronteras con tunez y argelia.

Ya a mediados de abril surgió de fuentes bien informadas en Washington, la intención de Trump de organizar una cumbre entre Haftar y Al Serraj, mientras tanto reconocida y también recibida por Moscú. El juego, en la práctica, se configuraría de la siguiente manera: los Estados Unidos se desconectan de Libia, pero emergen como un gran observador, dando la autorización para un acuerdo entre los dos principales actores enemigos; Rusia, manteniendo el contacto tanto con Trípoli como con Tobruk, patrocina directamente el acuerdo actuando como árbitro. Sobre este último hecho, debe recordarse que el acercamiento de Turquía a Moscú ha permitido superar la desconfianza de Egipto, aliado de Haftar, pero en malas relaciones con Ankara, que a su vez apoya a Trípoli.

¿Qué pasará entonces? En el futuro inmediato habrá una carrera para ver quién desempeñará mejor el papel de un buen chico. Los enfrentamientos disminuirán pero no terminarán por completo. Para el 2018, el enfrentamiento entre Haftar y Al Serraj será el preludio de la aparición de una tercera figura. Haftar tiene 74 años y Al Serraj pronto tendrá que pasar el banquillo, porque ahora se quemó en términos de liderazgo. El verdadero futuro de Libia esencialmente no pertenece ni a uno ni al otro.

Mientras tanto, fuentes de defensa en línea, hablan de la desesperada 800.000 que ya está amontonada en la costa libia lista para navegar por la costa italiana. Entre los escándalos humanitarios y la prensa alineada, Italia, débil y astuta, continúa alargando su lista de cuestionables cálculos políticos.

Primero hemos apoyado la guerra contra Gaddafi y el papel de Al Serraj. Dos errores capitales de una sola vez. El futuro de Libia mientras tanto pertenece a otros.