No solo Ucrania: Libia también está en llamas

(Para filipo del monte)
06/03/22

El Mediterráneo se confirma cada vez más como la olla a presión de la geopolítica global. Tras las maniobras navales rusas en el Estrecho de Sicilia, que esencialmente anticiparon la invasión de Ucrania, y el cierre de los Dardanelos al paso del buque de guerra moscovita tras la activación de la Convención de Montreaux por parte de Turquía, ahora toca a Libia volver a la atención de las potencias costeras tras el juramento prestado en Tobruk por el gobierno paralelo al oficial en Trípoli.

El gobierno cirenaico, dirigido por el ex ministro del Interior de Trípoli, Fathi Bashagha (foto siguiente), nació en abierta oposición al ejecutivo de Trípoli de Abdel Hamid Dbeibah, que se suponía que llevaría al país a las elecciones de diciembre de 2021 y que no puede llevar a cabo los objetivos que la comunidad internacional le ha asignado.

Sin embargo, el juramento de Bashagha no pasó "desapercibido", tanto que tres ministros fueron secuestrados por el pro-Tripolina Fuerza de Operaciones Conjuntas Medida. En concreto, los milicianos de Misano capturaron al ministro de Exteriores Hafed Gaddur, exembajador en Roma entre 2006 y 2012, al nuevo ministro de Cultura, Salha Al Druqi y al ministro de Educación Técnica Faraj Khaleil. Además, el espacio aéreo de Trípoli y Misrata fue cerrado desde las 9:00 de la mañana y toda la noche por orden del gobierno de Dbeibah, impidiendo así que los ministros ejecutivos de Bashagha lleguen a la capital tras la ceremonia de juramento. Gaddur, entre otras cosas, se dio a conocer el 4 de marzo, casi de inmediato, comunicándolo en Facebook.

En los últimos días, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, había expresado su preocupación por los procedimientos irregulares (principalmente intimidación) con los que Bashagha se había ganado la confianza del Parlamento de Tobruk. Se piensa que esto podría ser, con toda probabilidad, el comienzo de una escalada que podría desembocar en una nueva guerra civil en la antigua colonia italiana.

La situación política es difícil de manejar y, de hecho, ha revelado cuáles son las divisiones entre la gente de Misano. A lo largo de los años, Fathi Bashagha ha sido uno de los líderes de milicias más influyentes de Misrata y ha fortalecido su poder político-militar en Trípoli gracias a su papel, sin mencionar que desde la llegada de los turcos a Libia se ha convertido en uno de los más importantes exponentes del partido pro-turco (Online Defense se había ocupado de Fathi Bashagha en estos artículos: "Libia: el ministro pro-turco Bashagha es derrocado. Un rayo para Italia"Y"LIBIA: Bashagha reinstalado con poderes reducidos a la mitad. La victoria de Sarraj es una oportunidad para Italia"). El sábado 19 de febrero el Fuerza de Operaciones Conjuntas Medida dirigida por el coronel Ibrahim Mohamed, entró en la capital del país para apoyar la legitimidad de Abdel Hamid Dbeibah como jefe del gobierno libio.

Las fuerzas conjuntas de Misrata, Khoms y Zliten, con unos 300 vehículos armados, marcharon a su llegada a la Plaza de los Mártires de Trípoli.

El coronel Mohamed, que se declaró contrario al "gobierno del ejército" (es decir, el de Tobruk), pidió garantizar el correcto proceso democrático libio y la convocatoria de nuevas elecciones lo antes posible, expresando cuáles eran las justificaciones de Dbeibah para la ocupación en armas de la capital. Evidentemente, se trata de trampas útiles para ocultar el verdadero propósito político (y parapolítico) de la ocupación de la capital, que es apuntalar a Dbeibah en el gobierno y fortalecer a los grupos anti-Bashagha Measurinian que son, en esencia, en realidad hostiles a la transición, lo que reduciría drásticamente sus poderes y fuentes de sustento.

Las principales calles y plazas de Trípoli y Misrata (donde Dbeibah había reunido a sus seguidores) fueron escenario el viernes de manifestaciones participativas en rechazo a la decisión de la Cámara de Representantes de Tobruk, tomada el jueves anterior, de confiar en Bashagha.

Los manifestantes pidieron el derrocamiento de la Cámara de Representantes y el Alto Consejo de Estado y la retención del gobierno de unidad nacional encabezado por Abdel Hamid Dbeibah.

Estas son las señales que llevaron al fracaso del gobierno cirenaico a "marchar sobre Trípoli" y al secuestro de los tres ministros de Bashagha; de buen fondo al resurgimiento del conflicto libio que, a pesar de las "buenas intenciones" de la ONU, ha ardido bajo las cenizas por la falta de acuerdo entre Rusia y Turquía, potencias garantes de los intereses de Cirenaica y Tripolitania respectivamente.

En una nota de color, el pasado 21 de febrero la Agencia Nova informaba de que los mercenarios rusos del grupo Wagner, presentes en Libia desde 2019 en apoyo de Haftar y longa manus del Kremlin en los asuntos del país norteafricano y en las zonas en disputa de Françafrique, retirados de todos sus puestos y quirófanos en la ciudad de Sokna, en el centro del país y de la vía que une las ciudades de Ueddan y Sirte, centros de la presencia moscovita en Libia. Los combatientes de Wagner luego se dirigieron a la base aérea de al-Jufra llevándoles equipo completo y sistemas de defensa aérea "Pantsir".

Cuando se publicó la noticia, no estaba claro por qué los rusos habían decidido abandonar posiciones consolidadas y estratégicamente importantes en Libia; hoy es concebible que los mercenarios de Wagner deban y deban realizar tareas particulares durante la invasión de Ucrania que habría tenido lugar en unos días, el 24 de febrero precisamente.

La situación sobre el terreno sigue siendo particularmente fluida, la agenda de la ONU prácticamente se ha saltado y la presencia rusa masiva, aunque recalibrada, sugiere que la guerra en Ucrania también causará conmociones en Libia. Por tanto, para Roma, Libia sigue siendo un escenario a observar con especial atención tanto por los riesgos como por las oportunidades que, inevitablemente, genera toda situación de conflicto, al menos para quienes son capaces de aprovecharlas.

Foto: web/RAI